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FIESTA SEXHUM: DIVERSIDAD SEXU4L Y PEDAGOGÍA POR FUERA DEL P0RN0


 //Arte, placer y autogestión.//

Se trata de la propuesta más convocante de Sexhum, el colectivo de arte erótico (@colectivo.sh en Instagram) que desde una perspectiva LGBTIQ+ y con la diversidad como bandera, invitan a todas las personas a experimentar “Un viaje erótico para despertar tus sentidos”.

*************************** 10 a 15 minutos de lectura 💆💫***************************

Soy hetero, viejx, putx, torta, trans, bi… ¿Puedo ir?” Esta es una de las preguntas que más reciben por las redes de Sexhum. Valentina Canga, conocida en la fiesta como Perla, es quien dirige la política de comunicación de los eventos producidos por el colectivo, a la vez que es productora y performer. Por ende, contesta mensajes y preguntas que llegan vía Instagram. Si bien el proyecto tiene 6 años de trayectoria, la fiesta se realizó por primera vez en julio de 2022. Desde entonces, Perla se tomó el trabajo de generar comunidad con sus herramientas en comunicación gracias a su título de locutora en ISER y su curso como estudiante de la licenciatura en Comunicación Social, además de sus conocimientos en marketing. Descubrió varias dudas frecuentes entre les curioses e indecises. La que más me interesa aclarar es aquella que derriba el mito de que en la fiesta hay espacio “sólo para un tipo de personas”: puede asistir cualquiera que quiera experimentar con su sexualidad desde el respeto, el cuidado y el consenso. La clave para que la fiesta sea lo que es, es la diversidad.

La previa

Son las 00.30 del 23 de junio en el espacio cultural El Maquinal situado Anchorena 364, Capital Federal. Todavía no abrieron la pista con música electrónica. Quienes compraron sus entradas aún no terminan de llegar. Quienes llegaron temprano aprovechan a mirar la feria de emprendedores o terminan de montarse en la Estación de brillos a cargo de dos maquillistas muy conversadoras. En uno de los stands de la feria hay tres mangos de pala con un pene tallado en la punta “estos son de decoración, tengo uno colgado en la cabecera de mi cama. Los que tienen utilidad son los de cerámica que puse de este lado”, escuché decir a uno de lxs feriantes. Al otro extremo, se pueden encontrar arneses y máscaras de ecocuero en diversos colores. En el medio, chusmeé unas velas de soja aptas para derretirse en la piel y usar para masajes, aceites afrodisíacos y lubricantes cruelty free. Más al fondo, hay un espacio esotérico en el que te leen el Tarot para descubrir tu energía erótica y romántica-vincular.

Continúo esperando la apertura oficial del evento. Decidí esperar un poco más para acercarme a la mesa de tarot, está muy solicitada. Camino hacia el final del salón, hay una cabina de fotografía a cargo de una profesional que se presentó con su Instagram @lg.erotizarte. Me invitó a sacarme fotos. Preparó un pequeño set con luces y fondo negro, su energía es lúdica y despreocupada, lo que hace que sea muy sencillo posar frente a ella. “Es la segunda o tercera fiesta que estoy acá. Podés buscarme en Instagram, aunque estoy re baneada porque a Meta no le gusta mi estilo de trabajo…”, dijo mientras me apunta con la cámara. Tras escuchar sonar 2 o 3 disparos entre flashes, me agradeció y me comentó que las fotos estarían disponibles en sus redes y en las de la fiesta. Varias personas se acercaron a que ella continúe registrando: hubo abrazos, besos, poses y correas.

Arriba hay un guardarropas y un salón con luces rojas con toda una pared espejada. Colocaron algunas mesas y varias sillas de madera estratégicamente para esperar y mirarse al espejo. La pared del extremo es un telón detrás del cual se realizan masajes a 4 manos (por turno). Luego de las 3, ese espacio sería utilizado como Salón SH, equipado con guantes de látex y preservativos. Allí se les permitirá a las personas ir un poco más allá de las sesiones BDSM, las caricias y los besos.

Ya es casi la 1, veo entrar al salón a una pareja de personas vestidas con suéters y jeans.

Ya es casi la 1, veo entrar al salón a una pareja de personas vestidas con suéters y jeans. Traen dos mochilas enormes. Tras observar el espacio, apoyan sus cosas sobre una de las mesas y comienzan a desvestirse hasta quedar en boxer y en cullotte (ambos de negro). En la parte de arriba cumplieron con el dresscode de la ocasión: pelush. La primera se puso un chaleco rosa viejo de peluche, y la segunda un top de encaje sobre el corpiño negro. Lxs dos usan muñequeras de peluche del mismo color y una fusta con un corazoncito rosa en la punta. Tengo la suerte de observar varias metamorfosis al mismo tiempo.

Bien kinky

Son la 1 de la madrugada y suena la campana de Perla en el espacio de feria. Con una dulce voz, nos recuerda que los únicos mandatos de la fiesta son el respeto, el cuidado y el consenso. Las normas de convivencia están publicadas en las redes sociales. Cada propuesta tiene veedores encargades de que sean respetadas.

Al abrirse las puertas de la pista, fuimos recibides por todo el equipo performático del evento. Cada une se mueve a su manera, a distintas velocidades, con diferente estilo. Me detengo a observarles individualmente por algunos minutos. Resultan hipnóticos. Cada cual elige cómo fluir con la música electrónica. Las luces, a diferencia de muchos otros eventos e incluso en relación a las primeras fiestas de la Sexhum, no me encandilan. Al cabo de unos minutos, las personas que están debajo del escenario me resultan igual de atrapantes. La energía es tan potente que es bastante difícil encontrar algún cuerpo quieto (aunque los hay). El staff comienza a bajar del escenario e invita a subir. Una de ellxs se quedó en la escalera para regular dulcemente el flujo de personas.

El equilibrio entre caricias y golpes deja entrever los cuidados que hay detrás de estas prácticas aparentemente violent4s.

Hacia la pista hay un pasillo entre gradas. Tienen escalones amplios, casi como si fueran tarimas escalonadas. En la cima de la derecha, está la Zona de fetiches: una casita de luces led rosas con señalización del mismo material, en la que hay preparada una suerte de cama con algunos almohadones. En la cima izquierda, está el sector BDSM con una cruz (X) de ecocuero donde las personas pueden atar sus extremidades, y una mesita acolchonada con posa brazos y piernas, que se utiliza para ponerse en cuatro patas. El equilibrio entre caricias y golpes deja entrever los cuidados que hay detrás de estas prácticas aparentemente violent4s. Fácilmente puedo reconocer al veedor coordinando las sesiones: era una persona pelada, de contextura robusta, con el pecho descubierto y un arnés de ecocuero. Hay una persona con el torso apoyado en la mesita, con sus extremidades relajadas hacia los lados. El veedor se acerca suavemente a ella y le habla de cerca, con una mano en la mejilla. La persona asiente con los ojos cerrados y una sonrisa. Hay otras dos personas masajeando sus muslos e isquiotibiales, de vez en cuando se acercan a darle algunos besos en la frente y la boca. Noto que agudizan la fuerza de sus masajes y llega la primera nalgada. El veedor vuelve a acercarse, susurra también a las personas de alrededor y regula algunos de sus movimientos con caricias. Más allá de él, quienes participan se hablan y preguntan cada movimiento que hacen: se suman a las nalgadas algunos rasguños (la sangre no está permitida), fustazos y latigazos. Siempre con caricias, besos y susurros mediando. Veo que la mayoría de las personas pasan a sesionar en grupos. Somos varixs observando.

Respeto, cuidado, consenso 

Los tres mandamientos de la fiesta estuvieron presentes toda la noche y quienes asistieron visiblemente respetaron las normas. Sólo el aérea de feria tiene permitido el uso de celulares, y las fotografías están a cargo de equipos de fotógrafes que posteriormente suben su trabajo a un drive accesible mediante el Instagram @colectivo.sh. Cada espacio tiene unx veedor elegido con criterio profesional: en las sesiones BDSM, especialistas en el marco teórico de esa práctica; en el salón SH, trabajadores sexuales; en la pista, una psicóloga sexóloga. Quienes producen la fiesta son (además de Valentina Canga a.k.a Perla), Malena Mayan Blanco a.k.a. Sagitaria y Natalia Maldonado a.k.a. La Sacerdotisa. Sagitaria es licenciada en composición coreográfica con mención en Expresión Corporal y Productora de espectáculos; La Sacerdotisa es licenciada en psicología y sexóloga. Las tres constituyen un equipo de trabajo profesional ensamblado para que la experiencia sea lo más cuidadosa, amplia y diversa posible. Para eso, contratan profesionales de diversas disciplinas, oficios y lenguajes técnicos y artísticos.

la idea no es echar a nadie, sino poder alojar y desarmar los comportamientos violentos mediante el diálogo

Son cerca de las 4 y me siento cómoda, con ganas de bailar. Vine a conversar con Cinthia Centeno, la veedora de pista que se encuentra en la escalera. Ella, al igual que La Sacerdotisa, es Licenciada en Psicología y Sexóloga. Recuerdo que le mandé un mensaje hace unos días preguntándole por qué cree que fue elegida para ese puesto. Ella cree que fue por su “criterio profesional” ya que “la idea no es echar a nadie, sino poder alojar y desarmar los comportamientos violentos mediante el diálogo”. Siento mucho calor. Por suerte, traje un abanico con el arcoiris LGBTIQ+ así que me puse a dar aire a mi alrededor mientras Cinthia me comenta algunas situaciones divertidas de la noche. Hubo otras personas que tomaron su puesto anteriormente pero, hasta su llegada, nadie había tenido la paciencia necesaria. Mientras baila me dice que “hablar con gente adulta que está drogada es bastante parecido a trabajar con niñes: una tiene que repetir amorosamente una y otra vez los límites”, reímos mucho. La gente suele agradecerle su rol con “ofrendas” (así les dice ella) como chocolate, chupetines, y algún que otro trago. De esta forma, mantienen un clima kinky, erótico y sexual, pero también cargado de cuidados.

Autogestión y consumo

Ya son las 3, necesito descansar un poco de la cantidad de estímulos sensoriales de la fiesta. Camino por el pasillo de la pista hacia los baños (que no tienen distinción de género). Me siento segura y converso con una muchacha que estaba chequeando si su labial era realmente rosa o era una cuestión de luces. No llegamos a un acuerdo claro, supongo que debido a sus consumos su percepción sobre las cosas tiene un tinte más maravillante que la mía. La mayoría de las personas están más cariñosas o aceleradas (pero no al mismo tiempo, depende de las sustancias que les circulan el organismo). Salgo del baño a buscar aún más calma. Hay un lugarcito en un sillón que está ideal para sacar el celular y hacer algunas anotaciones “espero no olvidarme de todo esto” escribo en Google docs. Al levantar la cabeza, veo que la mesa de Tarot a cargo de Florencia está libre, creo que es un buen momento para conversar con ella. 

- ¡Hola! ¿Cómo va? Soy Selva. Me da mucha intriga de qué va esto del tarot erótico

- ¡Hola! Yo soy Flor. Qué bueno, te cuento entonces. Son dos cartas: por un lado, habrá un arcano que va a hablar sobre tu creatividad en lo erótico, y por el otro, el arcano va a transmitir qué energías están disponibles en lo vincular-afectivo.

- ¿y cómo lo manejas? ¿Vienen muchas personas? 

- A mí me gusta venir, participé casi todas las fiestas y las personas están abiertas a conectar. Me va bien, cobro lo que sale una birra.

Cobro lo que sale una birra.

Esa frase quedó resonando justo en la autogestión. Pienso en las dificultades o desafíos que implican la posibilidad de valorar nuestro trabajo. Esa frase me la han dicho muchísimxs artistas autogestivxs que comparten su arte en eventos. La birra, un trago o un fernet como medida de valor de varios y diversos oficios: la des-valorización o la fetichización (en un sentido marxista) de la labor artística o incluso de la poesía. Me siento identificada y un poco triste. La tirada de cartas me dejó reflexiva, me empujó a abrazar los sentires que me atraviesan. Vuelvo al sillón para anotar.

Todes son parte de la perfo

La fiesta cambia de performances fecha a fecha, pero hay dos de ellas que luego de dos años se han convertido en un clásico que tode aquel que compre la entrada espera ver: el Banquete (en el que siempre se comen a unx performer diferente) y la Orgía (que comienza con una pequeña performance que poco a poco se amplía hasta invitar a lxs espectadores a participar de ella). 

Perla y Hadita fueron les protagonistas de Sumimada, acto desde el cual se generó la Orgía. Hadita es actuante performer no binarie y ejerce la astrología hace 10 años. Está vez usó un top y una pollera con una pequeña cola que le dió el toque pelush. Tenía el pelo levemente recogido y un delineado suave pero llamativo, con destellos de glitter entre los pelos de su barba. Perla tenía un conjunto de top y pollera plato hecha a mano con tela pelush lila y dos trenzas extendidas por debajo de la cola. Sesionaron BDSM performáticamente, con una mayor cuota de ternura que la que se veía en el espacio que mencioné hacia la izquierda de las tarimas. Actuaron en el centro de la pista, sobre una alfombra redonda con estampa celta refractaria que generaba distintos colores al reflejarse con las luces. Elles tenían luz cálida, el público alrededor luz fría. Comenzaron a sumarse más performers a la escena y la ampliaron notablemente. Podía observarse cómo lxs espectadores eran absorbidos por la energía de la propuesta y comenzaban a acariciarse entre elles casi sin despegar la vista de Sumimada. Algunas bailaban solxs, otres sólo observaron casi sin moverse. Pese a la diversidad de formas de habitar el espacio, todos los movimientos parecían orquestados, como parte de una composición. Lo cierto es que generar este tipo de imágenes interactivas requiere de una técnica y trabajo multidisciplinario que mes a mes el colectivo Sexhum logra complejizar.

La técnica 

La Orgía es una pintura renacentista a la vez que acto pedagógico e interactivo. El uso de luces no es genérico ni por azar. Detrás de su efecto están la dirección artística de Sagitaria y La Sacerdotisa, junto a Lihuel Formento en la iluminación y Leandro Rubio a.k.a. Kresin con Samuel Martnez en la técnica del evento. 

La fiesta no propone el efecto boliche de la época comunicacional actual. Pretende que podamos ver y vernos todas las personas que estamos presentes en el evento. Ver de lejos y ver de cerca es fundamental para generar el efecto de diversas intimidades expuestas, que en su exposición no pierden su naturaleza. Todo lo que sucede es parte del clima diverso que invita a ponernos los lentes queer al momento de contemplar, acariciar, besar, morder, gozar. Incluye a cualquier identidad y orientación sexual a romper esquemas más allá de lo aprehendido con la industria del porno y el sentido común. Las masculinidades se diluyen con las feminidades y ya nadie tiene dudas sobre qué es cada quien. 

En este sentido, la fiesta Sexhum es una disputa pedagógica por las sexualidades: entre performers se habla, se pregunta, se escucha y hay vuelta atrás a la vista de todes. Algo completamente opuesto a lo que generalmente se espera de los encuentros eróticos y sexuales dentro de la heteronorma patriarcal. La fiesta Sexhum es un viaje erótico abierto a todas las personas dispuestas a desaprender y aprender mediante la experiencia.

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